las embarazadas se fijan en el peso del feto, que se va estimando en las sucesivas ecografías.
La preocupación más frecuente es que engorde como es debido y no se quede bajo de peso.
Pero un peso excesivo también puede ser igual de peligroso.
En términos médicos se habla entonces de macrosomía en el feto.
La Dra.
Laura Muñoz Saá, especialista en Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en Madrid, responde sobre esta situación que puede afectar a más bebés de lo que se puede creer.
En las noticias te contamos todo lo que la experta compartió.
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peso excesivo del feto se va constantado a través de las sucesivas ecografías de control que se realizan a la madre a lo largo del embarazo.
No son datos exactos, pero sí una estimación muy aproximada de lo que pesa y llegará a pesar.
Así, durante la gestación también se emplean percentiles que valoran el peso del bebé en esos meses.
“Se considera que un feto es grande para la edad gestacional o macrosómico cuando la estimación de su peso por ecografía es superior al percentil 97”, indica la experta.
“Esto se traduce en una estimación de peso fetal por encima de 4.
000 gramos en fetos alrededor de la semana 39”, detalla.
El hecho de que el feto esté creciendo más de lo recomendable puede tener consecuencias tanto para él como para su madre.
Así, “aumenta la probabilidad de que el parto sea mediante cesárea o que sea preciso aplicar un instrumento como el fórcepos o la ventosa para la extracción fetal”, advierte la especialista.
Así mismo, se asocia igualmente a un mayor riesgo de hemorragia posparto y lesiones en el periné de la madre.
Con respecto a los riesgos de la macrosomía para el propio bebé, “si el parto se complica y la extracción fetal es dificultosa, el bebé podría sufrir secuelas como la parálisis del plexo braquial, lo que se puede traducir en una pérdida de la movilidad o debilidad del brazo”, subraya la Dra.
Muñoz Saá.
Por otra parte, los recién nacidos con excesivo peso presentan con más frecuencia hipoglucemia, polictemia (aumento de los glóbulos rojos) y aumento de la bilirrubina.
“Por ello, en estos niños suele aumentar la necesidad de ingreso en la UCI neonatal”, alerta.
Pero también hay consecuencias a medio y largo plazo, ya que la macrosomía fetal se asocia a obesidad infantil y síndrome metabólico.
La causa más frecuente de la macrosomía fetal es la diabetes en la madre, ya se trate de una diabetes gestacional o una diabetes previa al embarazo.
“También es un factor de riesgo la ganancia excesiva de peso durante la gestación o la obesidad de la madre”, apunta la ginecóloga y obstetra de la Clínica Universidad de Navarra.
Por este motivo, es básico que las pacientes diabéticas tengan un buen control de la glucemia durante estos nueve meses.
Además, “a todas las gestantes les recomendamos una dieta equilibrada y actividad física regular, así como evitar un excesivo aumento de peso durante la gestaciónEn paralelo a los cuidados que se procura la madre, los médicos que llevan su embarazo se preocupan por encontrar cualquier factor de riesgo de esta condición para intentar minimizarlo.
Como ya sabemos, el exceso de peso en el feto puede afectar a la evolución del parto en distintos aspectos.
Por este motivo cuando se detecta en los controles prenatales que el feto es grande “está indicado provocar el parto en la semana 39 para evitar un mayor crecimiento del bebé y sortear los riesgos”, comenta la Dra.
Laura Muñoz Saá.
Además, en algunas situaciones, cuando el bebé es muy grande, se puede indicar una cesárea, en lugar de intentar el parto vaginal.
Una vez que el bebé con macrosomía nace, se realiza un seguimiento estrecho por el equipo de Pediatría para valorar cómo le ha afectado ese exceso de peso y procurarle los cuidados específicos que necesita, por ejemplo, si tiene la bilirrubina alta o cualquier otro problema que se pueda haber presentado a consecuencia del elevado peso al nacimiento.
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