¿Qué pensamos cuando soñamos? Todo lo que no sabes sobre los sueños. - Imperio Noticias

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¿Qué pensamos cuando soñamos? Todo lo que no sabes sobre los sueños.

"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, la sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".

¿Qué pensamos cuando soñamos? Todo lo que no se sabe sobre los sueños

Ya lo decía el famoso Calderón de la Barca haciendo referencia a la vanidad de los dramas y los problemas.

En su libro reflejaba que la vida, a veces, no es más que una proyección de nuestro pensamiento, que es un sueño donde la mente humana se permite el lujo de soñar despierto.

Una simple apariencia de un reflejo que puede o no ser real.

 Según la definición recogida por la Real Academia Española, soñar como verbo significa "representar en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme.

Discurrir fantásticamente y dar por cierto y seguro lo que no lo es".

 Podría decirse que los sueños van muy vinculados al azar, una incertidumbre constante donde no sabes qué destino, viaje, suceso o acción tocará, incluso no tienes por qué soñar.

El azar es la base de muchos de los aspectos más cotidianos de la vida que llenan de razones el día a día gracias al factor sorpresa de la propia incertidumbre.

Tal es así que los juegos de azar como las apuestas online, las tragaperras o la ruleta online son tres de las opciones de entretenimiento preferidas de muchos usuarios por su facilidad de acceso desde cualquier lugar del mundo.

Según el experto y neurólogo Pelegrina, del hospital Vithas de Granada, los sueños forman un proceso fisiológico en el que el cerebro de las personas restablece de manera activa las competencias físicas y psicológicas para que funcione correctamente.

 En cuanto al razonamiento más íntimo y personal, expertos como Freud afirman que la razón de existir de los sueños es con la única finalidad de complacer los deseos e ilusiones que imaginan, crecen y florecen en lo más interior de las personas.

Es decir, una especie de espejo de lo que a veces nuestro “yo interior” piensa de manera inconsciente.

Un pensamiento que se repite tanto que acaba creando una especie de bucle que abruma a la mente y se manifiesta de manera “real” dentro de un momento de desconexión mental en los sueños.

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Aunque soñar pueda parecer algo banal carente de sentido y lógica, la realidad dista mucho de esta suposición.

Está científicamente comprobado que soñar ayuda al cerebro a oxigenarse y resetear para su correcto funcionamiento.

El resetear permite a las personas deshacerse durante el tramo de dormir de las preocupaciones, miedos, estrés y agobios que le atormentan durante el día, aunque a veces el nivel es tan alto que aparece en los sueños.

Las experiencias oníricas contribuyen a recuperar el equilibrio que el cuerpo humano necesita para volver a la rutina y el funcionamiento del día siguiente.

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Bien es sabido que cuando una persona duerme son dos las fases principales por las que pasa, la famosa NO REM, que abarca casi el 75% del sueño total, y la fase REM donde apenas hay tono muscular, siendo ahí cuando se producen la mayoría de los sueños.

De hecho, casi un 80% de los sueños que se recuerdan al despertar son producidos en esta etapa, sino es bastante complicado recordar de manera nítida y clara los detalles del sueño.

Así lo explican desde el Centro Integral de Sueño y Neurociencias.

 Soñar en sí puede abrir la puerta a un paralelo ambiguo, una nueva dimensión desconocida que a veces resulta inexplicable y complicada de entender.

Pese a que la mayoría de los días no se recuerda, lo cierto es que una persona experimenta y vive cada noche entre tres y hasta seis sueños distintos.

No hay un tiempo estipulado, pero se cree que oscilaría entre los cinco y los veinte minutos.

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Hay quienes opinan que se sueña más cuando hay algún tipo de preocupación en el día a día de la persona, como una especie de herramienta que ayuda a lidiar con el agobio llevado por dentro.

No obstante, depende un poco de la persona y del sistema neurológico de cada individuo.

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Los sueños, al igual que el intelecto y la imaginación no tienen límites, nunca sabes qué te puede deparar la noche mientras duermes.

 Si es cierto que al despertar de un sueño bueno, como cuando sueñas con un colibrí, la sonrisa invade la cara e incluso quieres intentar seguir durmiendo para retomar el sueño por donde lo dejaste y permitirte disfrutar unos minutos más, aunque ya seas consciente de que es algo irreal.

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Por el contrario, cuando se despierta de una pesadilla o un sueño abrumador, hay personas que incluso se despiertan angustiadas, aunque no recuerden parte del sueño.

Y es normal, haber llorado o incluso seguir teniendo alguna lágrima en el ojo.

Pero los malos sueños son buenos en la vida.

Así lo recoge un estudio de la Universidad de Ginebra, que afirma que los sueños malos o desagradables pueden usarse con fines terapéuticos para minimizar los trastornos de ansiedad.

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Los expertos sostienen que cuando un sueño se repite de manera constante, semanal o mensualmente suelen ir asociados a momentos difíciles y o, sucesos dolorosos y traumáticos que han generado un recuerdo complicado o una situación compleja en la vida real de dicha persona.

También van asociados a situaciones pendientes o sin resolver, como una especie de aviso de que algo hay que cambiar en el día a día para cerrar ese ciclo del sueño.



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