En una decisión sin precedentes, el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido objeto de una orden de silencio dictada por el juez Juan Merchan en relación con el próximo juicio penal sobre los pagos de dinero por silencio a la actriz de cine para adultos, Stormy Daniels.
Esta medida, impuesta por un tribunal de Nueva York, restringe a Trump de hacer declaraciones que puedan afectar el curso del juicio o influir en testigos potenciales.
El juez Merchan enfatizó que Trump no puede realizar comentarios sobre posibles testigos, abogados, personal del tribunal o familiares de los fiscales con la intención de interferir en el proceso judicial.
Esta orden surge debido al historial de Trump de hacer declaraciones consideradas "amenazantes, incendiarias y denigrantes" hacia diversas personas involucradas en el sistema judicial, incluyendo jurados potenciales.
Esta restricción impide a Trump criticar específicamente a su exabogado Michael Cohen y a la actriz Stormy Daniels, ambos esperados como testigos en el juicio.
Sin embargo, se aclara que Trump no está limitado para hablar sobre figuras públicas como el fiscal del distrito de Nueva York, Alvin Bragg, o el propio juez Merchan.
Los representantes legales de Trump han argumentado en contra de esta orden, afirmando que restringe su derecho a la libre expresión, especialmente en su papel como principal candidato republicano para las elecciones presidenciales de 2024.
Sin embargo, el juez Merchan ha reafirmado la necesidad de esta restricción para garantizar un proceso judicial imparcial y sin interferencias externas.
Con la imposición de esta orden de silencio, el juicio penal contra Trump continúa su curso, marcando un hito significativo en la historia judicial del país y generando un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión en el contexto de procesos legales de alto perfil.
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