
El 29 de febrero, ese día extra que parece un regalo en febrero, juega un papel crucial en mantener sincronizados nuestro calendario con los ciclos naturales de la Tierra.
La Tierra tarda 365.
24 días en orbitar el Sol.
Para ajustar nuestro calendario de 365 días a este ciclo solar, añadimos un día extra cada cuatro años.
De no hacerlo, las estaciones se desfasarían gradualmente, con graves consecuencias para el clima, la agricultura y la vida en general.
Este año, al ser divisible por 4, es un año bisiesto.
El 29 de febrero cobra especial relevancia, recordándonos la importancia de mantener la armonía entre nuestro sistema de medición del tiempo y los ritmos celestiales.
Si eliminamos los años bisiestos, el calendario se desalinearía cada vez más, con graves consecuencias para el planeta y la vida humana.
Es vital comprender la importancia de este ajuste y proteger este legado ancestral que nos conecta con los ciclos naturales de la Tierra.
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