Dani Alves, erigida en su ciudad natal de Juazeiro en 2020, ha sido objeto de vandalismo tras la reciente condena del exfutbolista por agresión sexual.
La indignación de la comunidad es palpable, con residentes cubriendo la estatua con bolsas de plástico y cintas como símbolo de rechazo.
Alves fue sentenciado a cuatro años y seis meses de cárcel por un tribunal de Barcelona, España.
Tras un año en prisión preventiva, la sentencia incluye cinco años de libertad condicional, una prohibición de contacto con la víctima por nueve años y seis meses, y una multa de 150 mil euros.
La estatua de Alves, que homenajeaba su exitosa carrera futbolística iniciada en Bahía, ha sido vandalizada en varias ocasiones desde que comenzó el juicio en su contra.
La acción de los residentes de Juazeiro refleja su profunda desaprobación hacia el crimen cometido por Alves.
Algunos medios locales informan que los residentes de Juazeiro están solicitando al gobierno municipal la retirada de la estatua.
La obra, que alguna vez fue un símbolo de orgullo para la ciudad, ahora se encuentra en el centro de una controversia que refleja el debate social sobre la violencia sexual y la justicia.
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