120 personas muertas y alrededor de 15 mil viviendas afectadas, los incendios que azotaron a la región de tiene al país sudamericano consternado.
Desde el viernes 2 de febrero, cuando se desencadenó la peor catástrofe que enfrenta Chile (desde el terremoto y tsunami de 2010), los habitantes viven entre cenizas e imágenes desoladoras.
Las ciudades más golpeadas, Viña del Mar y Quilpué -ubicadas a unos 120 kilómetros de la capital Santiago-, quedaron con dolor y pérdida.
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Cuando comenzó el incendio, la temperatura en la región de Valparaíso superaba los 33 grados.
Fue calificada por los meteorólogos como “extremadamente alta e inusual” para esa zona costera.
La Presidencia de Área Sudamérica Sur, Elder Craig C.
Christensen, expresó su profundo pesar y solidaridad ante la devastadora tragedia de los incendios forestales que han afectado el centro de Chile.
"En estos momentos de dolor y pérdida, expresamos nuestro amor, empatía y oraciones por los damnificados.
La Iglesia viene contribuyendo con donaciones a favor de familias afectadas.
Estamos coordinando con el gobierno y otras instituciones proveyendo voluntarios y ayuda material con el deseo de llevar asistencia y esperanza a nuestros hermanos que han sido tan impactados por esta catástrofe", explicó.
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