La vida del famoso narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán ha experimentado cambios notables desde su primer arresto en 1993.
De estar recluido en una prisión mexicana de máxima seguridad, donde se especulaba sobre su vida de lujos, a cumplir una condena perpetua en Estados Unidos bajo condiciones similares a las de acusados de terrorismo, su trayectoria carcelaria ha sido impactante.
La prisión de ADX Florence en Colorado fue designada para albergar a Guzmán, una instalación que aplica regulaciones especiales, conocidas como normativas SAN (Special Administration Measure), originalmente implementadas tras los ataques a las Torres Gemelas para recluir a personas condenadas por terrorismo.
Esta decisión se tomó debido a las dos fugas del narcotraficante de cárceles en México y el riesgo percibido de una fuga de una prisión estadounidense, según afirmó su abogada, Mariel Colón.
Sin embargo, décadas atrás, tras su arresto en Guatemala, Guzmán pactó condiciones con Genaro García Luna, entonces coordinador general de contrainteligencia del Cisen, para aceptar su traslado a una cárcel de máxima seguridad.
Entre las condiciones solicitadas estaban ser enviado al penal de Puente Grande, Jalisco, el pago de millones para su protección y una zona de seguridad especial.
También buscaba control sobre su entorno carcelario, incluyendo la elección de custodios.
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