
Sacerdote se resiste a las amenazas del CJNG; dijo que lo quieren correr de MichoacánSacerdote se resiste a las amenazas del CJNG; dijo que lo quieren correr de Michoacán.
Sacerdote ‘Rafael Bonilla López’, nombre que fue cambiado por seguridad, aún con miedo, recuerda cuando un dÃa daba misa y hombres armados entraron a la capilla en un pueblito en la región de Tierra Caliente en el estado de Michoacán.
El sacerdote relató que no era raro ver a los miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) moverse por las calles, pero era la primera vez que nueve elementos de ellos entraban al templo.
las noticias vamos a darte los detalles acerca de estas amenazas que este sacerdote ha vivido y cómo es que ha contestado ante esto.
En una denuncia después del acontecimiento, el sacerdote dijo a los funcionarios estatales que “he reconocido que debà expulsar a estas personas por introducir armas a la casa de Dios”.
Pero, agrega, “no quise interrumpir la santa misa”.
Desde ese dÃa, el padre Bonilla dedicó el culto en memoria a los sacerdotes jesuitas asesinados en una iglesia al norte de Chihuahua en junio del año 2022 por hombres armados que tenÃan presunto vÃnculo con el Cartel de Sinaloa.
Cuando la misa terminó, el grupo armado esperó al padre y a uno de sus colegas y al salir, uno de ellos amenazó al sacerdote, y aunque algunos miembros de la comunidad se ofrecieron a ayudar al padre a salir del estado él se rehusó:.
“(Si me voy), socavarÃa la fortaleza espiritual de la Iglesia Católica e incumplirÃa la vocación religiosa a la que he consagrado mi vida presente y mi vida eterna”, escribió en la denuncia.
Bonilla López ha trabajado por más de 30 años en dicha región y ha visto a las distintas organizaciones ir y venir, como el Cartel del Milenio, la Familia Michoacana y ahora ‘El Mencho’, lÃder del CJNG, pide no matar sacerdotes, doctores y maestros.
“El cambio fue que los otros narcos convivÃan con la población y los nuevos narcos agredÃan a la población”, explicó.
El sacerdote dice que la población se redujo en unos 100 habitantes y casi todos los residentes son personas mayores de 60 años.
Los problemas siguieron luego de que los armados entraran a la iglesia y él acudió a las autoridades, y tras denunciar el hecho, escuchó el eco de 3 disparos afuera de la ciudad y pensó que posiblemente le mandaban un mensaje.
Los habitantes, ante el CJNG aprendieron a guardar silencio, mirar a otra parte y fingir que no escuchan nada, pero él no lo ha hecho.
“Quisieron correrme, pero yo no quise irme y aguanté, y aquà estoy”, dijo a InSight Crime.
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