
Con permiso de las uñas decoradas con ondas, puntos o efectos degradados, si hay una tendencia que las vence a todas es la de la manicura francesa.
Un clásico que se impuso en los años 70, retomó fuerza en los 90 y, tras desaparecer durante dos décadas o más (era un estilo que prácticamente solo escogían las novias), ha regresado.
Su regreso ha supuesto, eso sí, un cambio radical en las manicuras francesas tal y como las conocíamos hasta la fecha, y tal y como las ideó su creador, Jeff Pink, creador de los esmaltes de la firma Orly.
Porque este visionario que imaginó el estilo comodín cuando en los 70, en Hollywood, se popularizó 'a tope' el cine a color y las actrices tenían que cambiar el tono de su esmalte constantemente para que combinase con cada de ropa, lo que propuso fue una base de un color claro rematada por una punta blanca.
Hoy los 'remates' son de todos los colores imaginables, y la base no tiene ni siquiera por qué ser de un tono clarito.
Todo vale en la viña de las manicuras francesas.
Pero no solo de colores se reinventan las uñas a la francesa; también existe otra forma de revisitarla que causa furor: la llamada manicura francesa invertida.
Te platicamos de ella en las noticias.
No tiene mucho misterio, su nombre lo dice todo.
Se trata de una técnica por la que se colorea de un tono diferente a la base, y con un sutil trazo, en lugar de la punta, la línea de la uña que está justo a ras de cutícula, esa curva que subraya con una una sonrisa de color.
manicura francesa invertida puede ser más 'clásica', y llevar una base clara, o más atrevida, y jugar con un fondo de otro color o del mismo en otra gama.
También, por supuesto, se puede añadir a la francesa tradicional creando en una sola uña una doble francesa.
Otra manera de reinterpretar la manicura francesa invertida es la de dibujar un semicírculo de color en la lúnula.
En este caso, el origen va mucho más de los años 70, llegando a 1920 y esa corriente que popularizó también Hollywood, de la mano de sus estrellas de entonces, que consistía en pintar la uña de rojo dejando la lúnula sin maquillar.
Como cuenta la experta en manicuras y educadora profesional Sara Orozco, de Coralsanails, es en los años 20 cuando se empezaron a crear los primeros esmaltes de uñas, basados en pinturas para coches.
Años después, en 1925, se empezaron a comercializar los esmaltes de uñas.
Los colores de esta década eran sobre todo el rojo y los tonos rosados, el tono rosa se aplicaba en el centro de la uña y no se cubría la media luna, esta tendencia se denominó 'half moon manicure' o media luna y la popularizó la MGM gracias a la técnica de la manicurista Beatriz Kaye.
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