Migrantes, la lucha de día y noche para poder vivir en paz en México - Imperio Noticias

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Migrantes, la lucha de día y noche para poder vivir en paz en México

Viajeros, como Lissa y su familia, pasan semanas a las puertas de la Comar en busca de documentos que les permitan vivir y trabajar en territorio nacional. 

Migrantes, la lucha de día y noche para poder vivir en paz en México

Sentada sobre sus maletas, Lissa sonríe y observa a sus hijos entretenerse con las hojas que caen de los árboles de la Colonia Juárez, en la Ciudad de México.

Habla un poco de español y ha esperado durante días a las puertas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) lograr un salvoconducto para estar en paz en el país… su rostro refleja la esperanza.

Lissa es una mujer migrante de complexión robusta y tez oscura; viaja con sus dos hijos, y su esposo Ella es la que más habla español, su lengua nativa es el portugués, por lo que pronuncia algunas palabras extrañas.

Decenas de personas , casi todas centro o sudamericanas, se aglomeran cotidianamente en la banqueta frente al número 49 de la calle de Versalles.

La mayoría se agrupa en la acera de enfrente… ahí algunos han pasado semanas.

Comar es la dependencia responsable de ejecutar la política en materia de refugiados y protección complementaria, así como de gestionar acciones de asistencia con apego y respeto a los derechos humanosEsta instancia atendió en 2022 a 118 mil 478 migrantes y las oficinas en la capital son las segundas con mayor demanda, solo por detrás de las de Tapachula, Chiapas.

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Lissa y su familia ingresaron a México de manera irregular, justo por Tapachula hace dos semanas.

No quisieron quedarse ahí porque les dijeron que había mucho “personal” de migración.

Viajaron hasta Ciudad de México donde  -aseguran- han sido bien tratados.

Ellos tienen cita hasta el próximo 6 de marzo para tramitar la tarjeta que los identifique como refugiados en el país y con eso, poder trabajar o buscar nuevas oportunidades.

Desde que llegaron a la capital hace semana y media, pasan los días y las noches a las afueras de la.

Para alimentarse, compran provisiones en los mercados cercanos, adquieren agua y otros insumos, a la vez que racionan el dinero.

Su comida favorita es el arroz con pollo o el espagueti con carne.

Pero no siempre les alcanza.

Por su parte, los vigilantes que custodian el acceso al edificio de la comisión, comentan que cuando las personas migrantes tienen necesidad de ir al baño, las envían a una gasolinera cercana.

La esperanza de Lissa y su familia, es que les otorguen la tarjeta de refugiados para conseguir una casa en renta en la Ciudad de México o sus alrededores, y poder generar ingresos.

A Lissa,  le gustaría trabajar como cocinera o en el servicio de limpieza; a Richard, por su parte, le gusta la construcción, afirma que es buen albañil.

Sus hijos, una niña y un niño de aproximadamente 6 y 7 años, no han podido ingresar a alguna escuela por falta de papeles, pero esperan hacerlo pronto.

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Un vendedor ambulante de fruta y golosinas que se coloca en la misma calle comparte a las noticias que el mayor flujo de personas son los lunes y martes, principalmente por las mañanas, que las personas migrantes se forman todas las mañanas y les dan atención, primero a las familias con niños, y luego a los adultos.

  Quienes ya no alcanzan a entrar deben esperar hasta el siguiente día, pero aunque hayan quedado al principio de la fila, la dinámica vuelve a ser la misma, primero , luego adultos.

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En el muro exterior principal de las oficinas de la Comar cuelga una manta que indica -en inglés y español- que la comisión no emite documentos de regularización ni de tránsito migratorio.

Explica también que su trabajo es determinar si las personas migrantes son idóneas para ser reconocidas como refugiadas e incluso recibir protección complementaria.

 En letras grandes y mayúsculas advierte a los viajeros que todos los trámites son gratuitos, presenciales y confidenciales, por lo que pide a las personas no dejarse engañar.

las noticias abordó a un funcionario de la cuando salía a comer.

Contó que en enero de este año disminuyó el flujo de personas migrantes, no obstante, reconoció que ha aumentado nuevamente en el transcurso de febrero.

Asimismo, detalló que de los aproximadamente 350 migrantes que llegan diariamente, solo se dan abasto para atender a cien por día.

Además, indicó que la gente espera entre dos y tres semanas desde que solicitan su cita y la fecha en que se las dan.

Mientras el entrevistado concluye su comentario, algunos cuantos migrantes que quedaron formados a las afueras de la son desplazados por policías, quienes les indican que deben esperar en la acera del otro lado de la calle, porque las fichas que se otorgaron por la mañana, ya se terminaron; el resto tendrá que esperar hasta el siguiente día.

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Entre los que cruzan la calle, acatando la instrucción, está Luis, otro migrante que espera el trámite de su condición de refugiado.

Él es profesional en trabajar la , asegura.

Tampoco habla mucho español, sus idiomas nativos son el creole -una lengua criolla que conjuga distintas lenguas africanas con la francesa- y el francésA diferencia de Lissa y su familia, él ingresó a por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Narra que primero viajó a país donde reguló su estancia, e incluso cuenta con su identificación del país sudamericano.

Y debido a que Chile y México convenios migratorios, le permitieron entrar al país sin problema, con la condición de que regule sus papeles o tramite su condición de .

Él parece tener mejor suerte que otros migrantes, no pasa las noches a las afueras de , sino que busca hoteles para dormir.

Paga entre mil y mil 200 por noche.

 Luis tiene la idea, a largo plazo, de salir de pero por el momento piensa conseguir una casa y trabajar, pero no en porque le han dicho que no hay mucho trabajo.

Ha pensado en migrar a otro estado con mejores oportunidades laborales.

De acuerdo con la dependencia, las personas migrantes tienen 30 días desde que ingresan a para solicitar su condición de refugiadas.

En el procedimiento deben llenar un cuestionario donde explican por qué salieron de su país y las razones por las cuales no pueden regresar.

  la Comar les emite una constancia de trámite, únicamente válida en el estado en donde se expide; y se les entrega una Clave Única de Registro de Población (CURP) temporal.

Además, las personas migrantes deben acudir a firmar periódicamente, y se les otorga una tarjeta de visitante por razones humanitarias.

Finalmente, luego de por lo menos dos entrevistas, la comisión emite una resolución que tarda entre 45 y 55 días hábiles.

 Sin embargo, no todos los migrantes que llegan a diario serán admitidos como refugiados.

La mayoría, reciben instrucciones para regresar a sus países de origen y otros se encaminan a las fronteras norteñas de México, en busca del anhelado sueño americano.



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