
mastín del Alentejo de 30 años y 267 días de edad y residente en el municipio de Leiria, , fue reconocido con el Récord Guinnes por ser el perro más viejo del mundo.
Apenas dos semanas después de anunciar a Spike, un chihuahua de Ohio, como el “perro vivo más viejo del mundo”, Guinness World Records descubrió a Bobi.
Cabe destacar que Guanajuato obtiene récord Guinness con la taza más grande de café del mundo, la noticia fue dada a conocer el pasado 11 de diciembre en las noticias.
Bobi, nacido el 11 de mayo de 1992, no es solo el perro vivo más viejo, también es el perro más viejo de la historia.
Guinness World Records certificó a Bobi, que tiene 30 años y 266 días al 1 de febrero de 2023, como el nuevo poseedor del récord.
El anterior perro más viejo fue un pastor australiano llamado Bluey que vivió hasta los 29 años y 5 meses.
Vivió desde 1910 hasta 1939, lo que significa que Bobi rompió un récord de casi un siglo.
La fecha de nacimiento de Bobi ha sido confirmada por el Servicio Médico Veterinario del Municipio de Leiria, así como por SIAC, una base de datos de mascotas autorizada por el gobierno portugués.
El dueño de Bobi, Leonel Costa, nunca pensó que su perro podría ser el perro vivo más viejo, y mucho menos el perro más viejo de la historia“Nunca pensé en registrar a Bobi para romper el récord porque afortunadamente nuestros animales siempre han durado muchos años”, dijo Costa a Guinness.
“Vemos situaciones como esta como un resultado normal de la vida que tienen, pero Bobi es única”.
El perro es un Rafeiro do Alentejo de pura raza, que es una raza de perro guardián del ganado con una esperanza de vida promedio de 12 a 14 años, según el American Kennel Club.
uno de los cuatro cachorros machos en un edificio anexo donde la familia almacenaba madera, pero la familia ya tenía muchos animales en casa.
“Tenía ocho años”, dijo Costa, que ahora tiene 38.
“Mi padre era cazador y siempre tuvimos muchos perros”.
El padre de Costa decidió que no podían tener más animales cerca, y sus padres sacaron a los cachorros de la habitación el día después de que nacieron mientras la madre de los cachorros, Gira, no estaba allí.
“Lamentablemente en ese momento se consideraba normal que las personas mayores que no podían tener más animales en casa […] enterraran a los animales en un hoyo para que no sobrevivieran”, explicó Costa.
Costa recordó que él y sus hermanos estaban angustiados después de que se llevaran a los cachorros, pero se habían dado cuenta de que Gira, que vivió hasta los 18 años, seguía regresando al edificio anexo donde dio a luz.
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