Unas 100 personas abandonaron la planta siderúrgica Azovstal en expansión en la ciudad portuaria de Mariupol, en el Mar Negro, y se dirigen al territorio controlado por las fuerzas ucranianas, confirmó el presidente Volodymyr Zelensky en una publicación de Twitter el domingo. La planta sigue siendo el último foco de resistencia de Kiev en la ciudad, que de otro modo estaría controlada por las fuerzas rusas y las milicias de las repúblicas de Donbass.
Los funcionarios ucranianos todavía están trabajando junto con los representantes de la ONU para evacuar a los civiles del área, señaló Zelensky, y agregó que los evacuados serán trasladados a la ciudad ucraniana de Zaporozhie el lunes.
Un portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Saviano Abreu, también ha confirmado a Reuters que la operación de evacuación comenzó el 29 de abril y está siendo coordinada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, así como por Rusia y Ucrania.
El principal negociador de Ucrania en las conversaciones con Moscú, David Arakhamia, calificó la evacuación como “la operación más difícil” desde el comienzo del conflicto. También ha dicho que “más de 100 ucranianos, incluidos niños, mujeres y ancianos, finalmente están a salvo”. Sin embargo, el político agregó que “mucha gente” todavía permanece en la planta de acero y necesita ser evacuada.
Evacuados de Mariupol en Ucrania
Más temprano el domingo, el Ministerio de Defensa ruso dijo que unos 80 civiles abandonaron el territorio de la planta. Las fuerzas rusas y las milicias de las repúblicas del Donbass han abierto un corredor humanitario para la población civil y han mantenido un alto el fuego en la zona.
Según los medios rusos, todos los evacuados fueron transportados a la aldea de Bezymennoe, que está controlada por las milicias de Donbass, y se les proporcionó refugio, alimentos y asistencia médica. Aquellos civiles que deseaban viajar más lejos a las áreas controladas por Ucrania fueron entregados a representantes de la ONU y de la Cruz Roja, agregaron los medios.
La planta siderúrgica de Azovstal todavía alberga a cientos de soldados ucranianos, incluidos combatientes del notorio regimiento neonazi Azov. Construido en la época soviética, la instalación tiene una red masiva de túneles subterráneos, que las fuerzas ucranianas han convertido en una fortaleza.
El presidente ruso, Vladimir Putin, canceló anteriormente un asalto a la planta y, en cambio, instó a los que estaban atrincherados en sus instalaciones a rendirse. Rusia garantizaría a cualquiera que deponga las armas la preservación de la vida y el “trato digno bajo todas las normas internacionales”, dijo el presidente la semana pasada.
Las fuerzas ucranianas y los militantes de Azov exigieron, en cambio, que se les permitiera salir con la ayuda de un “tercero” mientras conservaban sus armas personales. El viernes, uno de los comandantes ucranianos en la planta pidió al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que organice una “operación de extracción” para él y sus hombres, al tiempo que afirmó que hay civiles y cientos de soldados heridos escondidos en la planta.
Rusia buscó previamente crear corredores humanitarios para los refugiados en las instalaciones, pero esos intentos fracasaron. Kiev y Moscú se han acusado mutuamente de interrumpir la evacuación de civiles que se dice están atrapados junto con los combatientes ucranianos.
Rusia envió sus tropas a Ucrania a fines de febrero, luego de que Kiev no implementara los términos de los acuerdos de Minsk, firmados por primera vez en 2014, y el eventual reconocimiento de Moscú de las repúblicas de Donbass de Donetsk y Lugansk. El Protocolo de Minsk negociado por Alemania y Francia fue diseñado para otorgar a las regiones separatistas un estatus especial dentro del estado ucraniano.
Desde entonces, el Kremlin ha exigido que Ucrania se declare oficialmente un país neutral que nunca se unirá a la OTAN. Kiev insiste en que la ofensiva rusa en Ucrania no fue provocada en absoluto y ha negado
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