Papa Francisco rezó por los refugiados y para que el mundo muestre su bondad, amabilidad y compasión, además pidió por el fin de la “sacrílega” guerra en Ucrania.
Al final de una visita de dos días a Malta dominada por su preocupación por los efectos devastadores de la invasión rusa. El papa Francisco oró y rindió homenaje al náufrago San Pablo y se reúne con migrantes que, como el apóstol, llegaron a la isla mediterránea y fueron recibidos.
El Pontífice visitó la Gruta de San Pablo en Rabat, donde el discípulo se quedó después de naufragar en el camino a Roma en el año 60 d.C. El relato bíblico dice que el pueblo maltés mostró a Pablo una bondad inusual, y él respondió predicando y sanando, llevando el cristianismo a las islas.
El Papa Francisco rezó por los refugiados al decir: “Nadie sabía sus nombres, su lugar de nacimiento o su estatus social; solo sabían una cosa: que se trataba de personas que necesitaban ayuda”.
Papa Francisco rezó por los refugiados
Además el líder de la Iglesia Católica oró: “Ayúdanos a reconocer desde lejos a los necesitados, luchando en medio de las olas del mar, lanzados contra los arrecifes de costas desconocidas”.
El papa de 85 años luchó repetidamente para caminar y levantarse de su silla, evidencia del dolor de rodilla que aparentemente se ha vuelto más pronunciado en el viaje. Pero, pese a sus evidentes dolencias, Francisco perseveró, y mientras estaba en la basílica dorada se levantó de su silla para bendecir a alguien en silla de ruedas.
El viaje, aunque corto, ha sido particularmente agotador para el pontífice, que sufre una dolorosa distensión en los ligamentos de la rodilla derecha, por lo que tuvo que usar un ascensor para subir y bajar del avión y su marcha cojeante de la ciática ha sido tan pronunciada que con frecuencia ha tenido que agarrarse del brazo de un ayudante.
En su corto viaje a Malta, el Papa Francisco rezó por los refugiados y llevó su llamado a Europa para mostrar la misma bienvenida a los migrantes y refugiados que los malteses mostraron a San Pablo.
Es así, que expresó su gratitud por la bondad que los malteses han mostrado a los refugiados ucranianos que huyen de la guerra rusa y su esperanza de que la misma generosidad pueda extenderse a otros.
En Malta, el Papa Francisco rezó por los refugiados y pidió finalizar la guerra “sacrílega”, pero se le vió con muchas dificultades para levantarse de su silla de papamóvil a su llegada el sábado.
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