Un barco humanitario alemán con más de 800 migrantes rescatados, incluidos 15 niños muy pequeños, llegó a un puerto siciliano el domingo después de que las autoridades de Italia le concedieran permiso tras días de espera en el mar Mediterráneo.
El grupo benéfico Sea-Eye dijo que el barco Sea-Eye 4 fue asignado al puerto de Trapani, en el oeste de Sicilia, el sábado por la noche.
La mayoría de los adultos debían ser trasladados a otros barcos para la cuarentena preventiva contra COVID-19, mientras que unos 160 menores, incluidos bebés y otros niños menores de 4 años, debían ser trasladados a refugios en tierra.
Muchos de los pasajeros procedían de países de África occidental, Egipto o Marruecos, dijo Giovanna di Benedetto, funcionaria de Save the Children en Italia.
Otro barco con migrantes espera aprobación de Italia
Los gritos de alegría de los que estaban a bordo del Sea-Eye 4 se pudieron escuchar en el muelle de Trapani mientras el barco se acercaba, informó SkyTG24 TV.
Aproximadamente la mitad de los migrantes fueron rescatados de un barco de madera que se hundía el 4 de noviembre, mientras que los otros pasajeros habían sido rescatados del mar en operaciones separadas.
Los funcionarios de Sea-Eye lamentaron que Malta, una nación insular de la Unión Europea en el Mediterráneo central, no hubiera respondido a la señal de socorro del barco de madera en su propia área de búsqueda.
Mientras tanto, otro barco benéfico, Ocean Viking, con 306 migrantes a bordo, muchos de ellos sintiéndose enfermos en mares agitados, aún esperaba la asignación de un puerto cerca de Lampedusa, una pequeña isla al sur de Sicilia, Italia dijo la organización humanitaria SOS Mediterranee, que opera el barco.
El domingo temprano, en aguas frente a Lampedusa, un barco de la Guardia Costera italiana se detuvo junto al Ocean Viking para evacuar a dos hermanos, ambos menores, cuyas condiciones de salud habían empeorado, tuiteó SOS Mediterranee. Otros cuatro fueron evacuados el sábado.
El sábado, Sea-Eye 4 recibió una entrega de comida y mantas mientras esperaba saber dónde podían aterrizar los migrantes. Los médicos a bordo del Sea-Eye 4 habían tratado a 25 personas por hipotermia, mareos e hipertensión arterial, además de lesiones compatibles con tortura.
Las agencias de refugiados de la ONU han denunciado durante mucho tiempo la práctica de la tortura en los campos de detención en Libia, donde viven los migrantes, a menudo durante semanas o meses, hasta que los traficantes de personas organizan su pasaje en embarcaciones endebles.
El número de migrantes que cruzan el peligroso Mediterráneo central ha aumentado este año a más de 54.000. Aún así, las cifras son dramáticamente inferiores a las de 2014-2017, cuando 120.000-180.000 personas llegaron a Italia cada año, a menudo en desvencijados barcos de contrabandistas.
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