En medio de las montañas de la Sierra Madre Occidental, a la entrada del poblado de La Tuna, en Badiraguato, está la Casa Rosa que El Chapo Guzman construyó para su madre.
Dicha construcción impone no solo por estar en la parte intermedia de un cerro, sino, también, por sus colores rosa y marrón.
Esta construcción es de Consuelo Loera, madre del Chapo Guzmán, pero desde 2016, tras un ataque de grupos contrarios al Cártel de Sinaloa, la madre de El Chapo dejó de vivir ahí, el inmueble ha permanecido intacto y se destaca por sus colores y diseño.
Capilla en la La Casa Rosa de El Chapo
La Casa Rosa que El Chapo Guzman construyó para doña Consuelo, es un caserón tipo hacienda el cual tiene acabados rústicos y numerosas plantas que adornan la fachada principal, está rodeada de grandes hectáreas de árboles y colinas.
¿Cómo es la Casa Rosa que El Chapo Guzman construyó?
Quienes han tenido la oportunidad de entrar aseguran que por dentro la mansión es muy sencilla y que en ella hay una terraza con sillas y mesas de plástico blanco, como se puede observar en entrevistas que Consuelo Loera ha dado a cadenas estadounidenses. Pero también tiene bancas de madera y amplios patios.
La cocina, aunque grande, también es sencilla y solo cuenta con lo necesario, según los datos que se han dado a conocer.
La Casa Rosa tenía una capilla de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, que el narcotraficante fundador del Cártel de Sinaloa mandó construir para su madre.
Aunque no se sabe si está registrada como asociación religiosa, con personalidad jurídica, porque en el pasado, en plena guerra contra el narcotráfico, “a los pastores no se les prohibía la entrada” y a los feligreses “también se les daba la entrada”, dijo en 2014 en una entrevista a medios estadounidenses el teólogo Felipe Agredano.
El Chapo construyó un templo donde todos los domingos, de las 10 de la mañana a la una de la tarde, los seguidores de la Iglesia oran y cantan bajo las órdenes de un pastor que vive en la villa.
La Casa Rosa que El Chapo Guzman construyó para su madre
De acuerdo con la descripción de Eaton, los asistentes a los servicios religiosos son quienes se llaman a sí mismos “cristianos”, aunque algunos no se atreven a manifestarse como tales. A menudo, las mujeres rezan por sus esposos narcotraficantes.
“Un principio del templo de doña Consuelo es no consumir alcohol y no jurar. Los hombres necesitan vestirse adecuadamente, ‘y no como un cholo o un macho’… las mujeres deben usar faldas, y nada de oro ni plata”, pero la madre de Guzmán Loera usaba un modesto reloj dorado en la muñaca.
La relación de Guzmán Loera con la religión fue muy comentada durante el juicio que se le siguió en Nueva York y que lo llevó a una pena de cadena perpetua, que cumple en la prisión más cruel de Estados Unidos.
Por ejemplo la “milagrosa” aparición de una pequeña estatua de Jesús Malverde, el llamado santo de los narcos, sobre un armario de metal contiguo a la sala donde se realizaron las audiencias hasta una mujer que acudía todos los días a los tribunales a rezar.
La mujer, de nombre Nedy Fulgencio, es una reverenda de una iglesia evangélica en Queens, Nueva York, que asistió a todas las audiencias del juicio en la sala 8D del octavo piso de la Corte Federal del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York, y cuya misión era interceder ante un poder celestial para que el ex líder del Cártel de Sinaloa fuera declarado inocente de los diez cargos graves que pesan sobre él.
Ahora se desconoce si la iglesia de la Casa Rosa de El Chapo sigue funcionando, ya que después del ataque de un comando armado, en junio de 2016, Consuelo Loera tuvo que abandonar la propiedad en donde fue construida.
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